Muñecas negras/ Bonecas pretas: conciencia, imaginario y representación étnico racial en la poesía femenina afrocolombiana y afrobrasileña del siglo XXI

Rafael Climent-Espino
Baylor University

Abstract

This essay proposes a reading of poetic texts and hip-hop songs produced by Afro-Colombian and Afro-Brazilian activist female writers. Taking as main theoretical framework Critical Race Theory, namely the concept of intersectionality, I analyze the presence of the black doll as a recurrent device in Afro-Colombian and Afro-Brazilian poetry to shed light on how Afro-Latin female writers have used this element to awaken racial consciousness. These texts depict an ethno-racial awareness in Afro-Latin girls which leads to an imagery about themselves that demands a representation found in the black doll. Thus, poems written by Afro-descendants women from Colombia and Brazil that incorporate the black doll as a literary device are examined to denounce how white cultural hegemonic models of beauty have been imposed from childhood to adulthood on Afro-Latin female subjects, therefore connotating the black doll as a symbol of resistance. The essay also offers intertextual connections with writers of the Americas.

Keywords: Critical Race Theory, racial awareness, racial representation, Afro-Colombian poetry, Afro-Brazilian poetry

Tenía siete años apenas,
apenas siete años,
¡Qué siete años!
¡No llegaba a cinco siquiera!
De pronto unas voces en la calle

me gritaron ¡Negra!

  Victoria Santa Cruz, Me gritaron negra

 

En las siguientes páginas se hace una lectura de textos poéticos y canciones escritos por autoras afrocolombianas y afrobrasileñas. El punto de partida es la aparición de la “muñeca negra” como elemento principal en textos literarios de Colombia y Brasil. Este aspecto no ha sido explorado en las letras latinoamericanas y su recurrencia merece un análisis pormenorizado. Examino de manera transversal, informando mi análisis con conceptos e ideas de la teoría crítica de la raza, qué temáticas relacionadas con cuestiones raciales han sido presentadas alrededor de la muñeca negra en la poesía afrocolombiana y afrobrasileña. Se argumenta que hay un despertar en la conciencia racial por parte de las niñas afrolatinas que lleva a un imaginario sobre sí mismas que se materializará en el deseo de tener una muñeca negra, objeto a través del cual se afirma la propia identidad racial, punto de partida contra la autoaversión racial que muchas niñas afrolatinas experimentan desde la infancia. Con este propósito de mostrar esta concatenación de ideas, se analizan poemas escritos por escritoras afrodescendientes de Colombia y Brasil que incorporan la muñeca negra como elemento central para denunciar la imposición de modelos culturales blancos desde la infancia. Los formatos elegidos por las autoras son cercanos a lo popular (romance, cordel, canción hip-hop), pues el objetivo es llegar a un amplio público con un mensaje claro. En específico, examino La muñeca negra (2011) de la poeta afrocolombiana Mary Grueso Romero, el cordel A boneca preta de Juju (2017) de la escritora afrobrasileña Jarid Arraes y, por último, la canción hip-hop Menina pretinha (2016) de la cantante afrobrasileña MC Soffia. Todas estas producciones ponen de relieve la toma de conciencia de las niñas negras sobre su pertenencia étnico racial, el desarrollo de su imaginario y su frustración ante la ausencia de referentes con los que identificarse en los juegos de infancia. Muestro que la poesía afrolatina pretende, a través de la incorporación del elemento de la muñeca negra, el despertar de la conciencia racial en favor del empoderamiento femenino, la autorrepresentación y la inclusividad racial para reflexionar sobre aspectos socioculturales a menudo invisibilizados en relación con problemáticas raciales en Colombia y Brasil. Estos textos y canciones se convierten así en gestos de resistencia ante la discriminación y el racismo.

 

Marco teórico: conciencia racial, imaginario, representación.

Para el propósito de este ensayo uso tres conceptos clave –conciencia racial, imaginario y representación– en mi análisis a sabiendas de que hay intensas discusiones académicas sobre los mismos. En primer lugar, ‘conciencia racial’ sería “la conciencia de uno mismo, perteneciente a un grupo específico diferenciado de otros por características físicas obvias. Además, se asume que la conciencia racial y la identificación racial son indicadores de la autoconciencia particular” (Clark and Clark 1939 594). Es desde la autoconciencia desde donde se proyecta el ‘imaginario’ que se define como:

el compendio de imágenes, representaciones o ideaciones sobre un sujeto, una comunidad, una cultura o un tiempo determinado. Cornelius Castoriadis distinguía entre el imaginario instituyente y el imaginario instituido. El primero se refiere a la capacidad creadora de un colectivo humano que crea significaciones nuevas que subvierten las formas históricas existentes. El segundo apela al conjunto de normas, valores, lenguaje, leyes, procedimientos y métodos constituidos por las instituciones. En las actuales sociedades disciplinadas y de control, la producción de un imaginario crítico instituyente se expresa en aquellas narrativas que surgen de las prácticas sociales y reivindican otras formas de vida y acción colectivas a las que impone la administración biopolítica. De este modo, la creación imaginaria es reivindicada aquí como una facultad política de la memoria, la ideación y la subjetividad que, al margen de las disciplinas, jerarquías y protocolos preexistentes en el marco de la institución, contribuya al desarrollo de una acción cultural emancipadora o autónoma. (Abecedario Anagramático)

Por otra parte, la representación es un concepto que tiene que ver con los espacios y la detentación del poder principalmente en el contexto de las sociedades capitalistas, pues controlar las representaciones –sociales, simbólicas, discursivas– implica controlar el deseo y la subjetividad de los ciudadanos/consumidores. Representar significa hacer presente lo que está ausente en el imaginario personal, la representación es un término clave dentro de los estudios de la identidad cultural y de los marcadores de diferencias. Como se verá, tras la toma de conciencia racial, las voces de los textos poéticos que se analizan desean que la muñeca negra ausente se haga presente, o sea, ‘se represente’. Así, la muñeca negra, en efecto, refleja la propia identidad de las niñas negras pues tienen características fenotípicas similares a las suyas. Pero aún más, representa para las niñas las infinitas posibilidades de imaginar(se) desde su propia raza.[i]

Las relaciones de poder que aparecen en los productos culturales –literarios, musicales y de artes visuales– objeto de estudio permiten observar patrones comunes de falta de representación en sectores poblacionales racializados e históricamente discriminados como las mujeres y niñas negras. La representaciones de género, etnia, raza y clase están claramente relacionadas con la identidad cultural de amplios sectores sociales. El corpus que se analiza en este ensayo expresa, a través de la muñeca negra, el deseo de representación de las niñas afrolatinas. La no-representación de las comunidades afrodiaspóricas, todavía hoy infrarrepresentadas en los cánones artísticos, lo medios de comunicación, los parlamentos, etc. es una constante histórica. Es a esa experiencia histórica común de las comunidades afrodiaspóricas en el continente americano a lo que Lélia Gonzalez (2020 122-123) denominó amefricanidad. Este ensayo pone de manifiesto esa amefricanidad al analizar una experiencia común en la obra de poetas y cantantes afrocolombianas y afrobrasileñas aunque mencionaré experiencias similares en escritoras afroestadounidenses como en el caso de bell hooks.[ii] Los poemas que se analizan fueron escritos en la segunda década del siglo XXI por Mary Grueso Romero, Jarid Arraes y MC Soffia pues, efectivamente, este texto pretende “divulgar la producción intelectual de mujeres negras, colocándolas en la condición de sujetos y seres activos que históricamente vienen pensando en resistencias y re-existencias” (Ribeiro 14).[iii] Estos productos literarios y musicales se presentan, pues, como una suerte de microrresistencias ante modelos hegemónicos.

 

La muñeca negra de Mary Grueso: Cuando Dios es blanco

Las poetas negras encuentran en la infancia una fuente de preocupación por la falta de representación y de referencias negras. Para analizar los poemas de Mary Grueso Romero, Jarid Arraes y MC Soffia, el concepto de interseccionalidad es muy útil pues permite atender al género, la raza y clase social de las voces poéticas y personajes que aparecen en los poemas, así como reflexionar sobre las resistencias que plantean a modelos de belleza blancos hegemónicos. El concepto de interseccionalidad (Crenshaw 1989, 1991) tiene que ver con las imágenes de control que se privilegian en determinadas sociedades; por contraste, otras imágenes quedan aminoradas, infravaloradas o directamente invalidadas. En los textos poéticos que se analizan las voces de niñas negras de clase social media y baja piden una muñeca negra al mismo tiempo que rechazan sus muñecas blancas. Curiosamente, la poesía afrocolombiana y afrobrasileña ofrecen respuestas similares a esa experiencia histórica común de los afrodescendientes en las Américas que Lélia Gonzalez denominó amefricanidad (2020 122-123). En ese contexto de la amefricanidad, de experiencia histórica compartida, traigo a colación el libro de memorias Bone Black. Memories of a Girlhood (1996) de la escritora y activista afroestadounidense bell hooks, que insistía en escribir siempre su nombre en minúscula. hooks cuenta cómo en su niñez le regalaban muñecas blancas, pero su preferida era una muñeca brown o morena. La autora narra cómo esa muñeca llegó a su casa:

[A mi madre] le encanta contar la historia de cómo nació Baby [la muñeca morena]. Nos cuenta que yo, su hija problemática, decidió de la nada que no quería más una muñeca blanca con la que jugar, le demandaba una muñeca morena, una que se pareciera a mí. Solamente los mayores piensan que las cosas que los niños dicen vienen de la nada. Nosotros sabemos que vienen de las partes más profundas de nosotros mismos. Muy dentro de mí me había empezado a preocupar de que todo ese cariño y cuidados que dábamos a las muñecas de carne blanca y rosada significaba que en algún lugar, abandonadas en alguna estantería, habría cajas con muñecas morenas indeseadas, no amadas y cubiertas de polvo. Pensé que se quedarían allí para siempre, huérfanas y solas, a menos que alguien empezase a quererlas, quisiera darles amor y cuidados, y quererlas más que a nada. Al principio ignoraron mi petición, se quejaron. Dijeron que las muñecas blancas eran más fáciles de encontrar y más baratas. Nunca dijeron dónde encontraron a Baby, pero yo sé dónde. Ella estuvo siempre ahí en lo alto del estante, cubierta de polvo, esperando. (1996 24, mi traducción)

Esos sentimientos que expresa bell hooks son similares a los que se vehiculan en los siguientes poemas, evidenciando que, efectivamente, experiencias similares de toma de conciencia racial en niñas ocurren en distintos lugares de las Américas.[iv]

Mary Grueso Romero (Guapi, 1947) es una de las más importantes poetas y narradoras orales afrocolombianas. Es autora de una extensa obra, parte de la cual está dirigida al público infantil como es el caso de La cucarachita mandinga. Descendiente de esclavos y de procedencia humilde, sus textos están frecuentemente relacionados con la identidad negra, tema fundamental en su poesía tanto la dirigida al público infantil como al adulto.[v] Esta poeta afrocolombiana tiene una sólida formación académica en letras (Ocampo 155) por lo que su poesía está pensada en detalle. Su poema La muñeca negra (2011) es uno de los más conocidos de su producción literaria:

Le pedí a Dios una muñeca

pero no me la mandó;

se la pedí tanto, tanto,

pero de mí no se acordó.

 

Se la pedí a mi mamá

y me dijo: “Pedísela duro a Dios”,

y me jinqué de rodillas,

pero a mí no me escuchó.

 

Se la pedía de mañanita,

antes de rayar el sol,

para que así tempranito,

me oyera primero a yo.

 

Quería una muñeca

que fuera como yo:

con los ojos de chocolate

y la piel como un carbón.

 

Y cuando le dije a mi taita

lo que estaba pidiendo yo,

me dijo que muñeca negra

del cielo no manda Dios;

“buscáte un pedazo’e trapo

y hacé tu muñeca vos”.

 

Yo muy tristecita

me fui a llorar a un rincón,

porque quería una muñeca

que fuera de mi color.

 

Mi mamá muy angustiada,

de mí se apiadó

y me hizo una muñeca

oscurita como yo.

 

En cuanto a la forma, el poema mezcla versos de arte menor y mayor que van desde el hexasílabo al endecasílabo. Pero la rima asonante en versos pares ‘–a–a’ establece una clara filiación con la tradición hispánica del romancero tan próxima a la poesía oral y que se hacía en octosílabos. La ruptura de la métrica del octosílabo clásico del romance, así como expresiones del habla popular tienen la pretensión de acercar el texto a la oralidad colombiana. Este rasgo es destacable, pues en los dos poemas que se analizarán en el caso de Brasil –un cordel y una canción de hip-hop–, también hay una clara tentativa de que el texto sea cercano a lo popular y de llegar a un mayor número de lectores o espectadores. Este hecho, sin duda, tiene que ver con el activismo de las autoras, pues la pretensión es abrir un debate sobre la representación racial en la infancia que llegue a las clases populares tanto de Colombia como de Brasil. Por otra parte, interesa reparar en la voz poética en primera persona del singular que se identifica con la niña negra, hecho que la acerca a una poesía de carácter testimonial. En este poema dialogado la voz poética de la niña negra interpela a sus padres sobre la frustración que siente por no tener una muñeca parecida a ella –“que fuera de mi color” (v. 26)– o sea, una muñeca negra. El poema incorpora la lengua oral –“me oyera primero a yo” (v. 12)– y expresiones fonéticas –“buscáte un pedazo’e trapo/ y hacé tu muñeca vos” (vv. 21-22)– propias del habla negra del departamento colombiano del Cauca, región de la autora. De la misma manera, el “me jinqué de rodillas” (v.7) donde en ‘jincar’, de hincar, se produce la aspiración de ‘h’ representada con ‘j’. Este rasgo considerado vulgar –es decir, del vulgo, del pueblo– sitúa a la voz poética en un contexto sociocultural muy concreto –niña, negra, de origen socioeconómico humilde– que coincide con el origen de Mary Grueso, hay aquí por tanto cuestiones relacionadas con la interseccionalidad entre género, raza y clase social. No sólo en este poema, sino en muchos otros, Grueso decide no seguir las reglas de la gramática normativa para recoger y visibilizar las expresiones y formas lingüísticas de los pueblos que fueron esclavizados que, a su vez, comparten rasgos con el habla popular del Valle del Cauca.[vi] Cabe decir que, en el portugués de Brasil, a esa forma de hablar de parte de la población afrobrasileña que implica una ruptura con el portugués normativo, Lélia Gonzalez lo denominó pretuguês (Gonzalez 1984 p. 235, p.238). Para Elizabeth Castillo Guzmán este poema de Mary Grueso “inaugura una estética y un lenguaje poético de la memoria infantil del litoral pacífico, que refiere la mirada de una niña que autorreconoce su raza en su cuerpo y reclama que su muñeca tenga su tono de piel, para que se parezca a ella” (331). Mi argumento sintoniza plenamente con esta afirmación de Castillo Guzmán.

El contexto religioso del poema es evidente, la madre quiere mantener la esperanza de la hija y le sugiere que se la pida duro a Dios; sin embargo, el padre, más escéptico, le dice “que muñeca negra/ del cielo no manda Dios”. El padre no tiene ninguna esperanza en el Dios blanco cristiano en el que sí cree la madre. Las estrofas 1, 2 y 5 indican claramente que Dios no escucha las repetidas peticiones de la niña negra a pesar de su insistencia en pedirle una muñeca “oscurita como yo” (v. 30), hecho que aumenta su frustración y provoca en el lector compasión por la niña. En la segunda y última estrofas se observa que la madre empatiza más con la hija que el padre –quinta estrofa– que claramente le dice que no espere su muñeca de Dios y que se haga la muñeca ella misma. Ante la tristeza y el llanto de la niña, será la madre quien finalmente ‘se apiade’ y haga una muñeca del color de la hija: ¿es la madre –diosa negra– quien escucha a la hija ante la sordera del Dios blanco y la indiferencia del padre? El poema deja abierta esa pregunta, pero queda claro que es el trabajo de la madre, con quien su hija comparte raza, género y clase– lo que hace que la niña tenga finalmente la muñeca negra. Se pueden plantear varias hipótesis sobre qué lleva a Mary Grueso a poetizar sobre la muñeca negra: ¿su propia experiencia como niña y como mujer negra? ¿La necesidad de la toma de conciencia de la propia raza? Muy probablemente ambas estén en el germen de este poema que representa la necesidad de las niñas de poder jugar con muñecas con las que se identifican. Llama la atención la insistencia de la niña para tener una muñeca negra. En otro de sus poemas, Negra soy, Mary Grueso rechaza las diversas formas de referirse a lo negro que no considera acertadas:  “¿Por qué me dicen morena?/ Si moreno no es mi color/ yo tengo una raza que es negra,/ y negra me hizo Dios.” (Vergara-Figueroa 303-304). Por otra parte, el poema de Grueso remite también a una clase social campesina; interesa destacar, pensando en cuestiones de género, raza y clase sobre la que nos interpela la interseccionalidad, que la voz poética se identifica con una niña, negra y de clase social baja. Así pues, el poema vehicula un discurso que nace de la conciencia racial de la niña, esta conciencia racial lleva a un imaginario individual que concluirá con la muñeca como representación racial. Hay aquí un paralelismo con la conciencia racial de Mary Grueso, cuyo imaginario es representado a través de la literatura en el poema La muñeca negra, sólo que aquí se trata de crear un imaginario colectivo representativo de lo afrocolombiano.

 

Jarid Arraes y A boneca preta de Juju: el despertar infantil de la conciencia negra

La escritora cearense afrobrasileña Jarid Arraes es autora de una amplia obra –a veces autoeditada– y tiene alrededor de 60 títulos publicados en forma de cordel. En su obra destaca su preocupación por temas femeninos como Informação contra o machismo o A mulher que não queria ser mãe, pero hay también obras infantiles que lidian con cuestiones raciales como la que aquí se analiza, A boneca preta de Juju (2017), y otros textos infantojuveniles que tratan sobre la diversidad corporal y el cuestionamiento de los cánones de belleza como A bailarina gorda. Además, Arraes tanto en la serie Heroínas negras brasileiras em quinze cordeis (2012) como en As lendas de Dandara (2016) ha rescatado figuras femeninas negras relevantes para la historia de Brasil. En 2019, Arraes obtuvo gran reconocimiento por su libro de cuentos Redemoinho em dia quente (2019). Hay una clara preocupación en la autora por explorar cuestiones relacionadas con el universo femenino, ya sea la diversidad corporal, racial y de género u otras temáticas. No debe extrañar, por tanto, que a Arraes le preocupe la situación de la infancia y específicamente la de las niñas.[vii] Presentada como literatura de cordel, el cuento en verso que aquí se analiza, A boneca preta de Juju, está compuesto por 28 estrofas con 6 versos cada una, así pues un total de 168 versos. Las estrofas son sextilhas y tienen el mismo esquema rítmico –a–a–a donde riman los versos pares, son composiciones de versos de 7 sílabas de acuerdo con la métrica del portugués. Como en el caso de Mary Grueso Romero que decide usar una suerte de romance de metro libre, Jarid Arraes usa el cordel –forma eminentemente popular proveniente de la oralidad– para intentar llegar, de esta manera, a las clases más populares de Brasil. Vale la pena recordar que la sextilha es una de las estrofas preferidas por los repentistas brasileños quienes, en parejas, y acompañados por una guitarra se alternan para crear una poesía improvisada, o sea, hecha “de repente”.

Debido a la extensión de este cordel de Jarid Arraes me detendré solo en algunas estrofas por su importancia. El argumento es similar al poema de Mary Grueso: Júlia –Juju– descubre a sus once años que todas las muñecas con las que juega son blancas y rubias; se da inicio al poema con el despertar de la conciencia racial de Juju que comienza a cuestionarse por qué todas sus muñecas son iguales, o sea, por qué no hay diversidad racial entre ellas:

 

Júlia tinha onze anos

quando muito encasquetou

revirou seus brinquedos

e algo logo observou:

só boneca bem loirinha

da família ela ganhou.

(…)

O olhão bem azulado

o cabelo escorridinho

a bocheta cor de rosa

e o nariz empinadinho

todas eram muito iguais

até mesmo o vestidinho.

 

Júlia então achou estranho

foi no espelho se olhar

viu que a cor de seu cabelo

e o cachinho a se formar

eram muito diferentes

das bonecas pra brincar.

 

Sua pele, que era escura

as bonecas não mostravam

mesmo que ela procurasse

as bonecas se acabavam

e só tinha mais loirinha

como lhe presenteavam.  

(Arraes 2017, estrofas 1-5)

 

Arraes poetiza el despertar de la conciencia negra a través de un contraste entre la Juju y las muñecas blancas con las que juega. La niña observa sus muñecas blancas, pero Arraes tiene la habilidad de poner a Juju frente al espejo, frente a su propia imagen, para que se observe y repare en los rasgos de su cuerpo que, efectivamente, son muy diferentes de los de la muñeca. Las muñecas blancas con las que Juju juega son un marcador de diferencia que ha sido heredado y adoptado por poblaciones subalternizadas, a menudo de forma acrítica, como juguete para las niñas. El problema surge porque en el proceso de los juegos infantiles, Juju experimenta una imposibilidad de autoidentificación con las características fenotípicas de la muñeca blanca, hecho que produce una tensión que Jarid Arraes explora mostrando su preocupación sobre cómo la infancia negra asume un sistema carente de modelos raciales propios con los que se puedan identificar. Es decir, la toma de conciencia racial, despierta un imaginario que se representaría en forma de muñeca negra:

Se sentindo incomodada

Julia com sua mãe falou:

“Ô mainha, me responda

diga se já se encontrou

uma boneca que nem eu

com cabelo que enrolou”.

(Arraes 2017, estrofa 6)

 

La madre, confusa, le da una muñeca con el pelo rizado, pero Juju le dice que el pelo es rubio y amarillo y añade que ese tipo de muñecas es “muy fácil de encontrar” (estrofas 7 y 8). La investigación Cadê nossa boneca? (¿Dónde está nuestra muñeca?) llevada a cabo en Brasil por Alves y Marcilio (2020) aporta interesantes resultados en relación con el tema que aquí analizamos. Alves y Marcilio concluyen que en 2016 solo el 6% de las muñecas fabricadas en Brasil eran negras, en 2018 el 7%, lo que contrasta con el 56% de la población brasileña que se considera negra o parda, es decir, hay una clarísima infrarrepresentación de esta comunidad en los muñecos con los que juegan los niños.[viii] Es para esta franja etaria para la que Jarid Arraes escribe A boneca preta de Juju. Volviendo al poema, la niña termina por pedirle a su madre una muñeca que sea parecida a ella:

“Ô mainha, cê não sabe

se não tem boneca assim

com uma pele escurinha

toda feita só pra mim

pra fingir que é minha filha

do cabelo enroladim?”

(Arraes 2017, estrofa 9)

 

En las estrofas 10-16 la madre promete a Juju buscar una muñeca parecida a ella, pero rápidamente se da cuenta de que no hay muñecas negras en las tiendas.[ix] La madre se entristece pero sigue buscando y encuentra un lugar que ofrece servicios de costura donde aseguran coser cualquier cosa. Allí pregunta si podrían coser una muñeca negra para su hija, la respuesta es afirmativa y decide explicar a las viejitas que bordan cómo debe ser la muñeca negra:

O cabelo de molinha

bem pretinho e cacheado

e a pele marronzinha

que nem achocolatado

e no topo da cabeça

um lazão bem enfeitado.

(…)

Não levou nem uma hora

e a magia aconteceu

como se fosse fantasia

a boneca apareceu

muito linda e costurada

como enfim se prometeu.

(Arraes 2017, estrofas 17-19)

 

Cuando la madre llega a casa con la muñeca, Juju ya estaba durmiendo, así que le deja la muñeca en la cama para que la encuentre al despertar. Juju se muestra absolutamente encantada con su muñeca pues se parece mucho a ella:

Foi pra frente do espelho

e a boneca ela apertou

viu que eram tão iguais

quase não se acreditou

mas estava tão perfeita

mais do que ela imaginou.

(…)

Finalmente uma boneca

que com ela parecia

era muito da bonita

e muito se envaidecia

tinha cara de boneca

isso se transparecia.

(Arraes 2017, estrofas 22-24)

 

De nuevo Arraes presenta aquí a la niña frente al espejo, si en la estrofa 4 se produjo un extrañamiento de Juju al mirarse al espejo, ahora ocurre todo lo contrario, hay una identificación  no solo entre la niña y su muñeca sino de Juju consigo misma que tiene consecuencias muy positivas en su carácter.[x] Más allá de la simple alegría inicial por tener la muñeca negra, y en contraste con la poesía de Mary Grueso, Arraes desarrolla la repercusión positiva que este hecho tiene en el carácter de la niña. Interesa destacar que, como en el poema de Grueso, también es aquí la madre quien consigue la muñeca para su hija, es decir, parece que hay una empatía femenina, sororidad o simplemente una mayor comprensión entre madres e hijas. Impresionada por el cambio positivo que se produce en Juju, la madre decide mandar hacer otras muñecas negras y regalárselas a las amigas de su hija para que en ellas se produzca un cambio similar:

Júlia fez foi propaganda

das bonecas que brincava

e às suas coleguinhas

ela enfim presenteava

com bonecas bem pretinhas

Que tanto recomendava.

 

Logo viu que a brincadeira

estava sendo diferente

e por causa da mudança

Júlia se sentiu contente

orgulhosa e agradecida

de uma forma comovente.

 

Quem poderia dizer

quem poderia imaginar

que somente uma boneca

fosse tanto transformar

mas o bom da alegria

é também compartilhar.

(Arraes 2017, estrofas 26-28)

 

El final del cordel de Jarid Arraes no deja lugar a dudas de la importancia de encontrar muñecas negras con las que las niñas afrobrasileñas se puedan identificar. En este caso la conciencia de raza de la niña, si bien es individual, tendrá una repercusión colectiva al hacer llegar muñecas negras a sus amigas. Como en el caso de Mary Grueso, el cordel de Jarid Arraes vehicula un discurso de toma de conciencia racial que lleva a un imaginario individual. Este imaginario se acabará representando, de nuevo, en la muñeca negra, pero además tendrá consecuencias en la representación e imaginarios colectivos al hacer llegar muñecas negras para muchas otras niñas en la que se operarán cambios positivos similares a los de Júlia. Hay también aquí un paralelismo con la conciencia feminista y racial de Jarid Arraes, cuyo imaginario tiene una representación material en A boneca preta de Juju que se yergue en tentativa literaria que trata de crear un imaginario colectivo representativo de las problemáticas raciales vividas por las niñas afrobrasileñas.

 

Menina Pretinha de Mc Soffia: La relación afectiva de la niña con su cuerpo negro

            La canción Menina pretinha (2016) de la rapera afrobrasileña MC Soffia tiene casi tres millones de visitas en Youtube, una cifra estratosférica si pensamos en el número de lectores que puedan alcanzar los poemas de Mary Grueso o Jarid Arraes antes analizados.[xi] Que el tema de la conciencia racial y la aceptación del cuerpo en la infancia haya llegado a la cultura popular a través del rap y el hip-hop no es un hecho baladí, pues las posibilidades de la comunicación en línea multiplica exponencialmente el número de receptores del mensaje. Desde hace décadas el rap brasileño se hace eco de las problemáticas de los jóvenes de la periferia de las grandes ciudades, el racismo y la lucha antirracista (Cunha 2020) son temas que aparecen con frecuencia en la letras de estos estilos de música. Está claro que a través de la cultura popular y de masas se puede despertar la conciencia de muchas personas. Las letras de MC Soffia han sido elogiadas por varias instituciones internacionales por luchar contra el racismo.[xii] El tema de la representación e incluso del empoderamiento femenino desde la infancia es esencial en Menina pretinha (Niña) que, según los créditos que aparecen en Youtube, fue escrita en colaboración por MC Soffia, James Bantu y Denna Hill.[xiii] En el video, grabado en Pedra do Sal en Río de Janeiro, MC Soffia aparece rapeando junto a niñas y niños afrobrasileños que juegan con muñecas y muñecos negros, no obstante, como en los poemas antes analizados, el texto se centra en la niña negra. La letra de la canción envía un mensaje claro y directo:

 

Menina pretinha

Exótica não é linda

Você não é bonitinha

Você é uma rainha

 

Devolva minhas bonecas

Quero brincar com elas

Minhas bonecas pretas

O que fizeram com elas?

 

Vou me divertir enquanto eu sou pequena

Barbie é legal, mas eu prefiro a Makena africana

Como história do Griô sou negra

E tenho orgulho de minha cor africana

 

Menina pretinha

Exótica não é linda

Você não é bonitinha

Você é uma rainha

 

O meu cabelo é chapado, sem precisar de chapinha

Canto rap por amor, essa é minha linha

sou criança, sou negra, também sou resistência

racismo aqui não, se não gostou paciência.

 

Menina pretinha

Exótica não é linda

Você não é bonitinha

Você é uma rainha

De factura simple, con seis estrofas de versos de distinto metro y rima simple –aaaa bbbb BCBC aaaa AADD aaaa– la letra es directa y repetitiva pues busca llegar a un público infantil y juvenil con un mensaje claro: la belleza de los rasgos físicos de las niñas negras y su empoderamiento, la canción las considera ‘reinas’. Curiosamente, al igual que el texto de Jarid Arraes, se da a entender la facilidad de encontrar muñecas blancas –se hace referencia a Barbie– que  inundan el mercado. En ese sentido, se podría vincular la canción con el breve poema Racismo cordial (Bernd 216) del poeta afrobrasileño, Jamu Minka:

A negromestiça que não se gosta

se gasta em ânsias

alisamentos

talvez na infância

só boneca branca

 

Negros que se negam

anestesia nos nervos

Brasil banal

 

Mestiço que se mente

disfarça a tez

desfaçatez com o escuro primordial.

 

Racismo cordial (1996) apunta una falta de conciencia racial o incluso un rechazo de la propia raza o del mestizaje por parte de mujeres negras que alisan su pelo –“A negromestiça que não se gosta/ Se gasta em ânsias/ alisamentos”–, educadas con muñecas blancas –“Talvez na infância/ só boneca branca”. Minka señala de forma clara a la muñeca blanca –Barbie sería el paradigma de belleza– y como culpable de haber impuesto un modelo de belleza nórdico-europeo en el que se valora el pelo liso y rubio, la piel y los ojos claros, los labios finos, etc. Una referencia similar se encuentra en la letra de MC Soffia donde no se rechaza la muñeca blanca pero se prefiere la muñeca con rasgos fenotípicos africanos: “Barbie é legal/ mas eu prefiro a Makena africana”. La preferencia por la muñeca con rasgos fenotípicos africanos, sin rechazar la muñeca blanca, promueve la valorización de otros modelos de belleza distintos al hegemónico. La letra habla claramente de toma conciencia y resistencia racial, de antirracismo y, sobre todo, del empoderamiento de las niñas negras en Brasil a las que se considera “reinas”: “sou criança, sou negra, também sou resistência/ racismo aqui não, se não gostou paciência”.[xiv] El estribillo de la canción “Devolva minhas bonecas/ Quero brincar com elas/ Minhas bonecas pretas/ O que fizeram com elas?” es una petición por parte de la niña de que le devuelvan sus muñecas negras para poder verse reflejada en ellas. Además, hay en esta canción una clarísima referencia al poema “Limbo” del poeta guayanés León-Gontran Damas (1912-1978), uno de los fundadores del movimiento de la negritud. En “Limbo” (1937), la voz poética insiste: “Rendez-les-moi mes poupées noires que je joue avec elles” (Damas 43-45) o “Devolvedme mis muñecas negras que juegue yo con ellas” (Senghor 78-79). La repetición del posesivo “minhas” en la canción, como en el verso de Damas, aclara que es algo que le pertenece, que le es propio. Curiosamente, los tres textos afrobrasileños hacen referencias al pelo afro que se presenta como un asunto bastante problemático. La psicóloga afrobrasileña Denna Hill, coautora de la letra Menina pretinha, se ha preocupado por las problemáticas y prejuicios con los que crecen las niñas y niños afrodescendientes en Brasil. Hill argumenta que:

¿Cómo voy formando mi noción de cuerpo? Las primeras experiencias se dan en la infancia. En relación al pelo y a la región de la cabeza, siempre digo que es complejo porque algunas experiencias no siempre son vehiculadas de forma placentera en relación al cuerpo. Generalmente cuando vamos a peinarnos, el pelo del niño es encrespado o rizado, principalmente los padres o los educadores tienden a creer que, muchas veces por no conocer la textura del rizo o del encrespado del pelo, la forma de peinar es más agresiva. Así, durante el proceso de peinado, se habla de forma peyorativa… ‘Dios mío ¡qué pelo malo!’ o ‘¡qué pelo complicado!’ o ‘¡qué pelo embetunado!’. Por eso se va a invertir en peinados que son prácticos que van a amarrar el pelo y no dejar que ese pelo rizado se muestre. Así, los niños crecen creyendo que ese pelo, rizado o encrespado, no puede ir suelto, no puede ir libre para que otras personas lo vean o para que ellos mismos se sientan más libres en relación al pelo. Es así como van elaborando la relación con su cuerpo, con su pelo, y eso puede perdurar hasta la fase adulta. (…) En esta fase la transición es un poco más compleja, lleva un tiempo, no es a corto plazo debido al proceso por el que pasó en la infancia. ¿Cuál es la sugerencia, el consejo? ¿Cómo construimos en los niños una relación placentera en relación a sus rizos? El momento de peinar es un momento muy rico, bonito e importante en la vida del niño porque ahí va a comenzar a construir una relación con el otro, con la persona que lo está peinando, que está invirtiendo positivamente en su cuerpo. Entonces, en ese proceso es importante decirle lo bonito que es su pelo, lo blando y sedoso que es. Invertir en que se sienta seguro en relación a su pelo y su cuerpo, así pasará a construir bases fuertes para lidiar con juicios (…) por los que va a pasar fuera de la comunidad familiar y en la vida. Si el niño tiene una inversión afectiva durante ese proceso, una inversión afectiva positiva en relación a su cuerpo, a partir del momento en que se mire en el espejo va a conseguir reconocerse y va a poder construir para con su propio cuerpo otra relación, una relación que va a permitir que hasta la fase adulta tenga más seguridad y lidie mejor con esas cuestiones que van a surgir en la vida. (Hill, “Crianças crespas e cacheadas – Autoestima”)

La importancia que Hill otorga al pelo en esta cita es interesante[xv]. Las muñecas blancas a menudo ofrecen la imagen de un pelo liso y rubio como modelo de belleza. Hill, coautora de la canción de MC Soffia probablemente incluye la parte de la letra donde se dice que “O meu cabelo é chapado, sem precisar de chapinha”, (“Mi pelo es moderno, sin necesidad de plancha”). Las niñas y los niños deben reconocer su cuerpo tal y como es, tener una relación afectiva con su propio cuerpo y cabello como argumenta Hill en esta cita. La canción pide claramente “devolver” las muñecas, es decir, restituir algo a alguien que lo tenía antes.

 

Conclusión

Estas páginas han hecho una lectura crítica de textos poéticos y canciones producidos por escritoras activistas afrocolombianas y afrobrasileñas en la lucha antirracista y en pro de la toma de conciencia racial por parte de los niños afrolatinos. Tomando como punto común y de partida la inclusión de la muñeca negra en textos literarios, se han examinado de manera transversal temáticas relacionadas con cuestiones raciales en las que la muñeca negra se yergue como elemento esencial. Se ha argumentado cómo, a través del uso y de las connotaciones que adquiere la muñeca negra en distintos textos, se intenta un despertar en la conciencia racial por parte de las niñas y los niños afrolatinos, lo que los lleva a producir un imaginario sobre sí mismos que se materializará en el deseo de tener una muñeca negra como afirmación de la propia identidad racial y de aprecio por sus características fenotípicas en contraposición a la autoaversión racial que muchos niños acaban desarrollando. Al analizar poemas escritos por escritoras afrodescendientes de Colombia y Brasil he establecido conexiones intertextuales con importantes textos poéticos y narrativos de autores procedentes de distintas latitudes de las Américas; entre ellos el cubano José Martí, la estadounidense bell hooks, el guayanés León-Gontran Damas o los brasileños José R. Monteiro Lobato y Jamu Minka. Todos ellos, de una u otra manera, se han servido de la muñeca, ya sea negra o blanca, como elemento significativo que les posibilitaba desarrollar sus ideas en poesía y prosa y, al mismo tiempo, denunciar y cuestionar la imposición, desde la infancia, de los modelos de belleza blancos todavía hoy hegemónicos.

 

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———

[i] Cabría destacar aquí estudios como Homo ludens (1980) de Johan Huizinga que muestran la importancia del juego como elemento fundamental de cualquier cultura.

[ii] La muñeca negra también ha sido un elemento usado en la psicología en relación con la percepción racial. El psicólogo y educador de origen afropanameño y ascendencia jamaicana Kenneth Bancroft Clark (1914-2005) es una importante figura para hablar de los estudios de la discriminación racial en Estados Unidos. Él y su esposa –Mamie Clark Phipps, profesora de enseñanza secundaria– llevaron a cabo un importantísimo estudio llamado “The Doll Test” donde daban a elegir a niños afro-estadounidenses entre muñecas blancas o negras y se les preguntaba sobre los motivos de sus preferencias. Los Clark utilizaron cuatro muñecas de plástico cubiertas con pañales, idénticas excepto por el color, se hicieron preguntas a niños afroamericanos de entre tres y siete años para determinar la percepción y preferencia racial. Lamentablemente, la mayoría de los niños prefirieron la muñeca blanca y le atribuyeron características positivas, mientras que achacaban características negativas a la muñeca negra. Los resultados del estudio, presentado en 1955 en plena lucha contra la segregación racial en EE.UU., tuvo un fuerte impacto en los estudios sobre la percepción racial. Los Clark concluyeron que “los prejuicios, la discriminación y la segregación” hacían que los niños negros desarrollaran un sentimiento de inferioridad, autoaversión u odio a sí mismos. Y concluyen: “Si la sociedad dice que es mejor ser blanco, no sólo los blancos sino también los negros llegan a creerlo. Y un niño puede intentar escapar de la trampa de la inferioridad negando el hecho de su propia raza”. (“Revealing Experiment”)

[iii] Cabe mencionar que en una fecha tan temprana como 1889, el héroe nacional cubano, José Martí, escribió un cuento titulado La muñeca negra. Esta narración cuenta la historia de una niña blanca, Piedad, de clase social alta que vive en la total opulencia y su apego y amor por su muñeca negra, Leonor, que se convertirá en elemento desestabilizador dentro de la casa. A pesar de que los padres insisten en comprarle lujosas muñecas de porcelana fina, Piedad solo quiere jugar con su muñeca negra por la que siente un amor incondicional que surge del constante rechazo que la muñeca negra sufre por parte los padres de Piedad. Las muñecas que le regalan son, como ella, blancas, lo que supone cierta superioridad racial que a Piedad no parece importarle. Se sugiere que el padre de la niña es sueco, de barba poblada y muy rubia, adinerado y de clase social alta. Por tanto, hay aquí una clara intersección de género –masculino–, raza –blanca– y clase –alta– con el modelo prevalente de éxito social, frente a la muñeca –femenina, negra, pobre– que representa el modelo opuesto. El modelo de éxito que los padres inculcan a Piedad a través de sus juguetes es el modelo blanco de clase alta, un modelo que ella, a escondidas, rechaza. Cuba abolió la esclavitud en 1868, apenas veinte años antes de que Martí escribiera este cuento en 1889, poco después, en 1898, se produciría la independencia de Cuba. Martí envía un mensaje en cuanto a la necesidad de entendimiento entre cubanos de distintas razas para la preparar la independencia de Cuba de la metrópoli. Por otra parte, el cuento “Negrinha” (1920) del escritor brasileño José R. Monteiro Lobato cuenta la historia de una niña negra maltratada durante años por una señora blanca y otras personas de la casa en donde vive. Esta niña tendrá una especie de epifanía al ver jugar a dos niñas blancas con una muñeca blanca, al tener contacto con la muñeca parece descubrir que ella misma tiene un alma. Ese encuentro entre Negrinha y la muñeca blanca es un punto de inflexión en el cuento, pues a partir de ese encuentro, Negrinha entrará en una profunda tristeza que la llevará a la muerte: ¿ha sido ella una muñeca negra maltratada por las personas de la casa?. Un estudio contrastivo de estas dos narraciones breves aún está por hacer, podría sacar a la luz matices e ideas sobre cuestiones de interseccionalidad de autoría masculina a finales del siglo XIX y principios del XX. Por último, cabe mencionar que no he encontrado poemas en las que las figuras principales sean niños quienes, al igual que las niñas, carecen de juguetes que les puedan servir de referencia en relación al color de su piel. Hay, pues, un sesgo de género importante en relación con una distribución patriarcal en los juguetes.

[iv] La importante obra crítica de bell hooks ha relegado su faceta como escritora de literatura infantil, lo que muestra una verdadera preocupación de hooks porque los niños afrodescendientes tengan lecturas y representaciones que los empodere. En ese sentido destaco su libro, Black Looks: Race and Representation, que ofrece varios ensayos sobre la importancia de la representación racial principalmente de mujeres negras. También la afro-estadounidense y Premio Nobel de Literatura, Toni Morrison, ha incluido en sus textos pasajes de interés en relación con las muñecas. Así, por ejemplo, en su primera novela The Bluest Eye (1970) una niña afroamericana, Claudia MacTeer, destroza sin piedad las muñecas blancas que le regalan en Navidad para mostrar su odio a los blancos. Cabe mencionar que la ola neoconservadora que está prohibiendo libros en EE.UU. ha propuesto la prohibición de este texto de Toni Morrison por la inclusión de contenido sexual explícito y por la inclusión de un párrafo en relación con la muñeca que dice lo siguiente en su versión en español: “Yo destruía bebés blancos. Pero el desmembramiento de muñecas no era horror genuino. Lo genuinamente horrible era la transferencia de los mismos impulsos a las niñas blancas. La indiferencia con que las habría destrozado a hachazos cedía sólo ante mi deseo de hacerlo, de descubrir algo que eludía mi comprensión: el secreto de la magia que ellas ejercían sobre otras personas. Lo que hacía que la gente las mirase y dijera: «Oooh», y no lo dijese al mirarme a mí” (Ojos Azules 17).

[v] Una muestra representativa de la poesía de Mary Grueso Romero dirigida al público adulto se puede encontrar en Vergara-Figueroa et al. (269-318).

[vi] Uno de los pocos poetas afrocolombianos que ha intentado plasmar en su poesía el habla de los afrocolombianos ha sido Candelario Obeso (1949-1884) por ejemplo en su famoso poema “Canción del boga ausente”. Un estudio contrastivo sobre lo popular en algunos poemas de Nicolás Guillén y en este poema de Obeso se puede encontrar en Climent-Espino (2018).

[vii] En su última novela Corpo desfeito (2022), Arraes explora las consecuencias de los abusos sexuales a los niños y cómo esas marcas perduran en la edad adulta.

[viii] Se puede consultar también el completo artículo “Boneca preta: Representatividade nos brinquedos empodera e aumenta a autoestima de crianças negras” de Luan Nascimento (2021). Interesa ver el video  “Princesas – Cadê nossa boneca?” (https://www.youtube.com/watch?v=1jQCA9eh7nQ) sobre este asunto.

[ix] A raíz de esta problemática de la dificultad real de adquisición de muñecas, nuevos y lucrativos negocios de venta de muñecas negras prosperan tanto en EE.UU. (The Black Doll Affair: https://www.blackdollaffair.com/) como en Brasil (Bonecas Makena: http://bonecasmakena.blogspot.com/).

[x] Artículos como el de Travae se han ocupado de esta canción por considerarla importante en relación con la representación de las niñas negras. Interesa también leer “Bonecas negras ensinam respeito à diversidade” de Marcela Franco (2020). Artículos genéricos sobre la importancia de la diversidad racial en los juguetes son los de Ricardo V. Uribe (2017) y el de Mori K. Anderson (2020). Algunos artículos que se pueden encontrar en la página  https://www.embracerace.org/ señalan que niños con edades tan tempranas como a los cinco años pueden asumir prejuicios raciales. Hay páginas web que muestran cómo educar a niños antirracistas, es el caso de la página web: https://www.maisonette.com/le_scoop/parenting/styles/diverse-toys-and-play. Los experimentos con muñecos para comprobar si los niños tienen prejuicios antirracistas datan de la década de los 40 cuando los psicólogos afroestadounidenses Kenneth and Mamie Clark crearon el llamado “The Doll Test” con sorprendentes resultados desfavorables sobre la propia percepción que los niños afroestadounidenses tenían de sí mismos, la mayoría de ellos elegían o preferían jugar con muñecos blancos, es decir, su imaginario estaba “colonizado” por un modelo blanco. Información detallada sobre este test se puede consultar aquí: https://www.naacpldf.org/brown-vs-board/significance-doll-test/. Por otra parte, la Editorial Potopoto en España (www.potopoto.es) fue creada ante la falta de referencias afro para los niños españoles. Esta editorial se define como “¡Proyecto editorial y socioeducativo de educación en la diversidad y empoderamiento afro! Representación, diversidad y empoderamiento para los peques (y no tan peques)”.

[xi] Debido al éxito de la canción, en 2021 MC Soffia sacó una segunda parte “Menina Pretinha –Parte 2” en la que se añade la siguiente letra: “A menina pretinha agora ela cresceu/ devolva minhas bonecas boneca preta sou eu /não alise o seu cabelo deixa ele natural/ se deixa o black armado os racistas passam mal/eu fico muito grata em poder escutar/ de pois que eu ouvi suas músicas comecei a me aceitar/ desde novinha cantando e comecei a militar/ e que eles não esperam a hora de te humilhar/ eu entrava nas lojas e só queria encontrar/ aquela boneca preta pra pode me enxergar,/ nas nas lojas eu não achava e começava a chorar,/ mas eu tinha as makenas pra poder me inspirar/ hoje a mc Soffia começou pequenininha/ aquela menina pretinha hoje é capa de revista/ vendo aquelas meninas todas se sentindo lindas/ você não é bonitinha nós todas somos rainhas/ Menina pretinha poderosa sua diva/ respeite o nosso black sua coroa e de rainha” (MC Soffia 2021).

[xii] Remito, por ejemplo, a la página de UNICEF: https://www.voicesofyouth.org/mc-soffia

[xiii] James Bantu es un cantante y compositor afrobrasileño, Denna Hill una psicóloga afrobrasileña que se ha ocupado de problemáticas de la infancia afrobrasileña.

[xiv] Recientemente, en 2023, el profesor brasileño de primaria, Allan de Souza, creó la canción “O meu cabelo é bem bonito” para valorar justamente todos los tipos de pelo de las niñas y niños. La letra, de corte antirracista sirve para luchar contra por la autoestima y la afectividad hacia el propio cabello y hacia el de los demás. La canción dice lo siguiente “O meu cabelo é bem bonito. É black power e bem pretinho. O do João também é bonito, é amarelo e bem lisinho. O da vitória é uma gracinha, cor de chocolate, feito de trancinha. O do Ricardo é muito legal, é bem crespinho e é natural. Muitos formatos, vários cabelos. Não tenha medo, se olhe no espelho. Ele representa a sua identidade. Ninguém vai tirar a minha liberdade” (Allan de Souza). El mismo autor, conocido por el nombre artístico de Perviguladez, también ha escrito otra canción, “Deixe de bobagem, pretinho” (2023) con los mismos objetivos. Se pueden encontrar videos fácilmente en Internet con los títulos de estas canciones. Allan Perviguladez ha creado la etiqueta MPBIA: Música Popular Brasileira Infantil Antirracista, género en el que se puede entraría perfectamente Menina pretinha de MC Soffia.

[xv] Por ejemplo, en el ámbito estadounidense bell hooks en títulos como Happy to be Nappy (1999) desarrolla una toda visión lúdica del pelo afro o en Skin again (2002) sobre el color de la piel  para fomentar que los niños afrodescendientes se sientan bien consigo mismos y con sus cuerpos. hooks (“bell hooks: ‘This ain’t no pussy shit’ I The New School”) ha sido muy crítica con las imágenes que la televisión y las producciones cinematográficas de Hollywood ofrecen a y de los niños afrodescendientes. Es la misma temática que se trata en Chico Juba (2011) de los brasileños Gustavo Gaivota e Rubem Filho, lo que muestra una verdadera preocupación porque los niños afrodescendientes acepten su propio pelo y no modelos de belleza impuestos. Por otra parte, en No me toques el pelo. Origen e historia del cabello afro, Emma Dabiri ofrece una singular visión del pelo afro rcomo símbolo de opresión o liberación. Cabe mencionar que, en los últimos años, Estados Unidos la prohibición de libros se ha ensañado especialmente con textos ilustrados dirigidos al público infantil que se refieren directamente al pelo afro, así por ejemplo Hair Love de Matthew H. Cherry, I Love my Hair by Natasha Anastasia Tarpley, Crown: An Ode to Fresh Cut de Derrick Barnes y Don’t Touch my Hair by Sharee Miller; también han sido censurados aquellos que tratan cuestiones relacionadas con el color de la piel como es el caso de Skin Like Mine de Latashia M. Perry, Not Quite Snow White de Ashley Franklin y I Am Enough de Grace Byers entre muchos otros.